martes, 21 de julio de 2020

EL MISTERIO DE SATURNO








<<Miré, y he aquí que venía del septentrión un viento impetuoso, una nube densa, y en torno a la cual resplandecía un remolino de fuego, que en medio brillaba como bronce en ignición>>

Ezequiel 1: 4








A pesar de todo lo escrito sobre Saturno (planeta adorado especialmente por los hebreos [Shabbathai] y en la antigüedad por los babilonios [Šamaš]) se desconoce el origen de su culto. La representación pictórica más antigua de Dios de la que se tiene constancia asemeja un ojo con aspecto de Sol ("el ojo que todo lo ve") una imagen que ha sido plasmada en el arte de todo el mundo primitivo. De acuerdo a varias conclusiones existe la posibilidad de que en un principio este primitivo signo tuviera un significado que hoy escapa a nuestra comprensión, es decir, que el astro representado con aspecto de "ojo" en las viejas piedras podría no ser precisamente el Sol, sino Saturno; imposible para las mentes más científicas, pero sin embargo no se puede asegurar que los cielos de hoy sean tan serenos como los de antes y que las órbitas de algunos planetas hayan sido exactamente las mismas que las de nuestros días.

El origen del nombre de Saturno es tan antiguo como las piedras, uno de los primeros términos asociados a él es el nombre del antiguo dios babilónico Šamaš, dios solar de la justicia y de los muertos, en consecuencia presidía la paz, el día de descanso, de ahí el Shabbath hebreo; el saturday inglés (día de saturno); el Sams-tag alemán; el antiguo itálico Ceto; el íbero Goris y el Sábado latino. En otras culturas como la irlandesa se celebraba el día de los muertos, el Samhain, entre el último día de Octubre y el primero de Noviembre; ésta divinidad de los muertos fue conocida en todo el mundo antiguo bajo diferentes epítetos, los etruscos lo llamaron Sethlans o Setún, los egipcios Seth (señor del caos, las tormentas de arena y la oscuridad) y los Brahamanes lo llamaban Sániḥ, que en los Puranas aparece como una figura antropomorfa, negra, con arco y flecha, de cuatro brazos y montada sobre un pájaro gris oscuro que puede ser un cuervo o un buitre. Para los romanos, Saturno era el Dios-Rey de la semilla sembrada y germinada, de la cebada fresca, por lo que su culto exigía el sacrificio de su representante para propiciar el renacimiento de la naturaleza en primavera. En definitiva, Saturno, así como otros dioses asociados a él, muestran una relación especial con los placeres, pasiones terrenales, al mundo material y al sensible y al renacimiento de la naturaleza. 






En esta imagen capturada por el astrofotógrafo chileno Roberto Antezana, tras el cerro Provincia (Chile), se muestra en todo su esplendor el bello planeta Saturno, que con una extraña inclinación se nos aparece como un verdadero ojo vigilando por detrás de las montañas; con seguridad, este fenómeno celeste -extremadamente particular- no dejó indiferentes a las sociedades del pasado Enlace







Fotografía de Roberto Antezana. Saturno ocultándose tras la Luna Enlace







Ojo del Neolítico tallado en piedra (el ojo de Dios), Israel, Desierto de Néguev. Enlace







Saturno con aspecto de ojo filmado a través de telescopios caseros Enlace  -  Enlace  -  Enlace







EL PUEBLO DE LA OSCURIDAD




LA GLORIA DE YAHWÉH. La Gloria de Yahweh rodeada por una nube y sus epítetos religiosos (¿anillos?). Si bien es este un ícono moderno, se debe recordar que ha sido esbozado en el s. XVII por Robert Fludd basándose en las escrituras hebreas. Los Rabinos hebreos, al ser herederos de un acervo mitológico babilónico, son los depositarios de una tradición milenaria, ¿y porqué no?, de un conocimiento basado en hechos reales ya olvidados, pero que pervive en la iconografía religiosa 




Por influencia babilónica el pueblo hebreo ha adorado desde por lo menos el I milenio a. C. a este planeta; Frances Amelia Yates en su libro "La Filosofía Oculta en la Época Isabelina" relata los prejuicios que existían sobre este pueblo en relación con Saturno (s. XV - s. XVI): 

<<Johannes Reuchlin (1455-1522), conocido también por su nombre humanístico de Capnion, fue uno de los mayores eruditos del Renacimiento en Alemania, igualmente versado en la cultura latina, griega y hebrea. En su juventud fue a Italia y en la dedicatoria de su obra, De Arte Cabalistica, al Papa León X relata su encuentro con Picco della Mirandola y su círculo de sabios, que estaban revelando antiguas verdades [...]

<<La primera obra cabalística de Reuchlin, De Verbo Mirífico, fue publicada en Alemania en 1494, es decir, a los dos años de la expulsión (de los judíos). Dicha obra tiene forma de conversación de varios interlocutores, que son el griego Sidonio, el judío Baruchias y el cristiano Capnion, es decir, Reuchlin mismo. "El judío se caracteriza por la tristeza de su temperamento y está bajo el signo de Saturno, con lo cual se alude por una parte a Saturno como estrella de la religión judía y por la otra a la melancolía, humor saturnino">>



Otra imagen asociada al judío es la del búho, L. C. Lassay en su libro, "El Bestiario de Cristo" Vol. I transcribe lo siguiente de un Bestiario del s. XIII (se ignora cual):

<<Del búho tiene el pueblo judío la semejanza, cuando desconocieron al Señor cuando vino para salvarlos. Dijeron entonces los judíos: no tenemos más rey que César, y este no sabemos quién es. Y Jesucristo se volvió hacia nosotros los gentiles, y nos iluminó, a nosotros que estábamos en las tinieblas; y así de la región de la muerte nació la luz>>



El búho al ser un ave nocturna vive el total de su existencia en la oscuridad, imagen que fue asociada al pueblo judío que vive en la ignorancia y en la "oscuridad religiosa" por haber negado a Cristo y abrazar otro credo. En el British Museum se encuentra la pintura de un búho con aspecto humano.





El judío como un ser de la oscuridad, alegóricamente representado como un búho siendo acosado por pajarillos (ignoro época). L. C. Lassay: El Bestiario de Cristo, José J. de Olañeta Editor, 1997, pág. 468








Mosaico. El búho sobre el signo del "mal de ojo". Aproximadamente data del año 1000 d. C. Op. cit., pág. 469






Asimismo la iconografía del Dios babilónico Shamash muestra a un ente rodeado por un halo o arco Enlace






LA ITALIA ANTIGUA


Séneca en su obra Cuestiones Naturales escribe que según la teoría etrusca: <<se creía que la acción humana sobre los rayos podía incluso obligar a Júpiter a "venir a nuestros sacrificios", aunque se corriese el riesgo de la cólera del dios, e incluso de su venganza>>. Esta afirmación del filósofo romano del s. I d. C. asegura indirectamente que los antiguos dioses adorados y heredados por los romanos eran en realidad planetas errantes, que al desplazarse cerca de nuestra órbita provocaron un exterminio masivo. Ubiquemos las fechas, los latinos hicieron su aparición en el Noreste de Italia, a principios del II milenio a. C. migraron a los Montes Albanos, luego a Roma y fundaron Latium (hoy Lacio). En algún momento de la historia (2500 a. C. al 2100 a. C.) el tronco principal Indoeuropeo se dividió en tres partes: los latinos, los sículos y los osco-umbrios; la primera oleada invasora fue la de los latinos (venetos, mesapios y otros) precedidos por los sículos, y separado totalmente en tercer lugar, llegaron los osco-umbrios (1500 a. C.) quienes se encontraron con los sabinos * y otros pueblos que habitaban esas tierras desde la prehistoria, parientes indoeuropeos lejanos de éstos. Todos ellos conocían el bronce y su migración/poblamiento en Italia pareció ser un escape por necesidad más que por voluntad, porque las sociedades humanas migran cuando hay necesidades básicas extremas; se trata de gentes descendientes de esos antiguos proto-indoeuropeos (15.000 - 10.000 a. C.) que conociendo los secretos del pasado pudieron dejar como herencia una historia-mitológica de un hipotético desastre cósmico (¿Saturnales? en referencia a la Edad de Oro). Sobre los etruscos poco se sabe, después del ascenso romano éstos redujeron a polvo toda la historia de los perdedores. Todas las culturas mantienen esa estructura de un "antes" y un "después" en su acervo mitológico, es como si algo se hubiera "roto" en las relaciones humanas, sociales y culturales para luego volver a empezar. Según la Historia, los latinos arcaicos (ramnes = "hombres de los bosques") eran rústicos, vestían togas de lana, se lavaban el cabello con aceite de olivo y llevaban una vida dura como pastores y agricultores, de los etruscos aprendieron costumbres más sofisticadas y al igual que los griegos poseían una Edad de Oro o "Era de Saturno". El misterio de cómo llegaron esas sociedades (indoeuropeas o no) en un momento determinado, en un estado de brutalidad, harapientos y en varias oleadas, nos hace pensar en una emergencia, una larga marcha que probablemente duró miles de años. Los orígenes de estos pueblos podrían estar en las estepas euro-asiáticas, en Europa Central, o más en concreto en la antigua Iliria (actual Albania, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Croacia, Serbia y muy cerca de la actual Rumania) Ver: Macrobio, Saturnales; Hesiodo, Teogonía; Indro Montanelli, Historia de Roma; Theodor Mommsen, Historia de Roma.

Los latinos al igual que muchas civilizaciones practicaban el sacrificio ritual y propiciatorio a Saturno, llamado en otras doctrinas como: MolekKronosYahwéh ShabaothShamash, Alá, ElCrom-Crúach (antigua Irlanda), etc. Entre éstos se adoraba como un dios benefactor a Consus, un dios de los silos (estancias para guardar las semillas, este dios también cuidaba a los animales de carga) y celebraban su influencia en la abundancia rural. Dos veces al año tenía lugar la fiesta de Consus (Consualia del 21 de agosto, y la del 15 de diciembre) que preceden en cuatro días a las de su consorte, Ops ** diosa de la abundancia (Opiconsivia del 25 de agosto, y Opalia del 19 de diciembre [las Saturnales tenían lugar el 17 de diciembre]). Los sacrificios en el Templo de Saturno (y de Júpiter) en aquellas fechas podrían tener un profundo significado, que hoy, deformado nos llega. No se sabe desde cuándo, pero en la Italia arcaica sí hubo sacrificios humanos que con el tiempo se fueron diluyendo, se esfumaron y luego se reemplazaron por animales. El 15 de Mayo desde lo alto del puente Sublicio y en presencia de los patricios y las seis vestales, se lanzaban al río unos 30 maniquíes de juncos (Argei)tras este macabro y extraño acto-ritual se esconde el recuerdo de un antiguo rito sacrificial, en que se usaban víctimas humanas (2 según Ovidio) consagradas a Saturno y otras divinidades ctónicas (Jean Bayet, La Religión Romana: Historia Política y Psicológica, Ed. Cristiandad, p. 43). Siguiendo a la Historia, probablemente los sacrificios humanos tendrían un significado propiciatorio basado en el desasosiego a ser aniquilado por "algo" procedente del cielo, por un poder extremadamente formidable (¿de un planeta?). Debemos hacer el ejercicio mental de entender que la humanidad no siempre ha gozado de la tecnología moderna, y que frente a una catástrofe cósmica debió pensar sin duda alguna de tener a un "Dios" en frente suyo.


* También se ha manejado la hipótesis de que los sabinos en realidad arribaron junto con los latinos

** Del nombre de esta diosa deriva el término opulencia (= abundancia)






LA MUERTE RITUAL


Así lo describe Joaquín Caridad Arias (Toponimia y Mito, Ed. Oikos-Tau, s.l. 1995)

<<Treina días antes del festival (Saturnalia, 23 de Diciembre), elegían por suerte de entre ellos mismos a un hombre joven y guapo, al que vestían con atuendo real como representante de Saturno. Así ataviado y acompañado por una multitud de soldados, se presentaba a las gentes con plena licencia para entregarse a sus pasiones y placeres, por viles y repugnantes que fuesen. Este alegre pero corto reinado terminaba trágicamente al llegar el día del festival, en el que se le degollaba ante el altar del dios>>


Todos los pueblos del mundo relatan en su corpus mitológico un "antes" y un "después" en la Tierra: los nórdicos refieren en el Ragnarök (= "el destino de los dioses") cuando las divinidades y los gigantes luchan hasta la muerte y ya nada más existe, ni siquiera el universo; los romanos con la Era de Saturno afirman que hubo tiempos mejores, cuando el ser humano no trabajaba y podía conseguir alimento con solo extender el brazo cerca de un arbusto (Saturnales); los griegos también recuerdan una Edad Dorada: "Existieron en aquellos tiempos de Kronos, cuando reinaba en el cielo; vivían como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatiga ni miseria..." (Hesíodo: Trabajos y Días). Y así es que hasta el día de hoy se conserva esta "idea colectiva" en algunas castas sacerdotales, de una época lejana, remota, pero de mucha libertad.








La Edad de Oro, por Virgil Solis (grabador alemán) s. XVI








CROM CRÚACH, EL PLANETA ERRANTE


Desde un principio su nombre evoca tiempos prehistóricos, cuando la única democracia era solo la del más fuerte. Crom significa "disco", "círculo" y Crúach "sangriento", "rotura", "herida" en irlandés antiguo (el nombre secundario era Ceann Crúach [= "cabeza sangrienta"]) y cruore significa "lleno de sangre" o "rotura" en latín. Su introducción en Irlanda fue a manos de Tighernmas (que vivió el los años 1621-1544 a. C. según el Libro de los Cuatro Maestros, y según Geoffrey Keating en 1209-1159 a. C.) fue un rey fomoraigh contemporáneo de Nuada de la Mano de Plata y probablemente de orígenes nórdicos (Dinamarca, Suecia o Noruega) -aunque hay otras fuentes que afirman un origen milesio (español). En esas fechas tenían lugar sacrificios humanos en Irlanda, el área designada era Mag Slaught (= "llanura de la posternación") en el condado de Cavan, y ahí, en medio de un claro se erguía el dios Crom; el "disco sangriento" al que se le sacrificaban recién nacidos para obtener buenas cosechas (Libro de Leinster). Según las fuentes antiguas Crom era un enorme monolito pétreo y esférico cubierto de láminas de oro y rodeado con doce piedras pequeñas, esta representación peculiar y desconcertante -para un dios propiciatorio- hizo creer a los viejos autores que Crom personificaba un nemeton (= "centro sagrado") o un símbolo solar con sus 12 signos zodiacales en rededor, pero resulta que los celtas no tenían 12 signos del zodiaco, sino 13 animales que regían su calendario y tiene su origen en las fases lunares (13 lunaciones al año de 28 días cada mes); entonces ¿representa Crom en realidad un planeta errante, "colérico" y "sediento de sangre"?. Su culto fue prohibido a la llegada de San Patricio y del cristianismo en el s. V d. C.



Joaquín Caridad Arias (Op. cit. p. 267) describe de la siguiente manera al Dios celta:

<<Crom Crúach, "la cabeza" o "el rojo", es uno de los nombres de la divinidad suprema celta irlandesa, equivalente a Saturno o Moloch, incluidos los sacrificios humanos... >>







Monolito de Crom Crúach (condado de Cavan, KillyclugginIrlanda) reconstruido con sus propios restos, que fueron encontrados rotos y dipersos. Este monumento es considerado como una representación auténtica y fiable de Crom









Crom Crúach. Fuente: Google Earth








Obsérvese la semejanza física del ídolo irlandés con Saturno; ideas como estas pueden parecer insólitas, pero no se puede desechar la sospecha de que en algún momento de la historia humana los planetas hayan estado a corta distancia de la Tierra, lo que pudo inspirar sentimientos y emociones tan fuertes como la del nacimiento de las religiones





 


Alineación  planetaria a simple vista Enlace








¿EL RELATO DE UN CATACLISMO?


Con relación a lo anterior, las siguientes estrofas datan del II milenio a. C. y son de origen babilonio. Narran la batalla de dos dioses (Ninurta [¿Marte o Saturno?] contra Anzû, un "pájaro" [¿un cometa?] que robó las tablillas del destino que conferían el poder supremo). Más que una batalla entre dos seres mitológicos aparentemente sin conexión, este poema -con seguridad- en realidad estaría describiendo una desoladora catástrofe cósmica que azotó la Tierra, pues las expresiones contenidas en él son claras y precisas. Ninurta (Marte o Saturno) azuzado por su madre Mammi (la Tierra) se lanza a la batalla celeste contra Anzû, quien ha robado las tablillas. Extracto del libro "Cuando los dioses hacían de hombres", Jean Bottéro, p. 409: 



<<... ¡Él ha acaparado todos los poderes divinos!
          ¡Córtale el paso¡ ¡Pon fin a sus excesos
          y devuelve la alegría a los dioses que yo creé!
          Emprende un combate sin tregua:
          Que los siete vientos te acompañen allí arriba
          Para capturar al alado Anzû
          Y así apaciguar la tierra que yo creé.
          Arruina su morada, la montaña:
                   ¡Que sea presa del temor
          Cuando se desencadene tu potente mano!
          !Lanza (!) sobre él todos los tornados, 
          Arma tu arco, envenena tus flechas,
          Transforma tu cara en la de un demonio!
          !Extiende una niebla tal que no pueda reconocerte:
          Que tu resplandor lo inunde.
          Revestido con (todo) tu brillo, 
                    Lanza un asalto incomparable!
          ¡Que allá en lo alto (?) deje Šamaš de brillar,
          Convirtiendo así en negra noche la plena luz del día!>>
                       
           






ICONOGRAFÍA  APOCALÍPTICA




El cielo y el mar convulsionan ante la inaplazable catástrofe. Eruditos como Camille Flammarion ya hablaban desde el siglo XIX de unos cielos no muy pacíficos, aunque en este caso, la novela del astrónomo se remonta a una catástrofe cósmica que se supone ocurre en el siglo XXV d. C. No se debe descartar que en un pasado extremadamente distante los planetas hayan permanecido a corta distancia de la Tierra, lo que hipotéticamente causaría el fin de una æra e iniciaría con esto un genocidio de proporciones gigantescas. Hoy, sería recordado como la lucha de los dioses en contra de los titanes en todos los corpus mitológicos de las religiones y culturas del mundo. Desde los albores de la tradición oral los sabios nos han recordado insistentemente sobre la fragilidad del planeta y que la vida en él es pasajera; así como ha comenzado, también ha expirado. (Fotos: El Fin del Mundo, Camille Flammarion, Editorial Librería de la Vda de C. Bouret, 1912)








Alegoría de la Tierra siendo amenazada por un gigantesco orbe, Op. cit.







Los planetas cambian de rumbo y se acercan a la Tierra dejando un gigantesco holocausto, Op. cit.







   El exterminio, Op. cit.






   

Saturno (la muerte) con la hoz a sus pies (señal de trabajo concluido) y dueña del Mundo, Op. cit.








Lugares lejanos y en las altas montañas como algunos monasterios tibetanos sobreviven a la aniquilación, Op. cit.








La naturaleza, que tiene el poder de la regeneración; resucita, Op. cit.




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