martes, 3 de diciembre de 2019

LAS SEÑALES DEL CIELO










Gran cantidad de sucesos que hoy nos parecen fútiles, fueron contemplados como un verdadero milagro en la antiguedad. Las estrellas y planetas fueron vistos como dioses, los cometas por ángeles caídos, y las cándidas sociedades del pasado no dudaban de ello. 





EL CIELO DE LOS FENICIOS, CALDEOS, GRIEGOS, ROMANOS Y CELTAS





LOS FENICIOS

En el capítulo 10 del Sanjuniatón fenicio se describe la creación del mundo y los astros:

<< [1] Sitúa en el origen del universo un aire opaco y ventoso o un soplo de aire opaco, y el caos fangoso, tenebroso. Estos elementos eran infinitos y permanecieron sin límite durante largo tiempo. Pero cuando el solplo se enamoró de sus propios principios y se produjo una mezcla, se le llamó a esta combinación "el deseo". Aquí está el principio de la creación de todas las cosas. Pero el mismo no conocía su propia creación. De la unión del soplo consigo mismo nació Mot>>

<< [2] Según unos, es el limo; según otros, la putrefacción de una mezcla acuosa. De aquí procede toda semilla de creación y la génesis del universo. Había animales desprovistos de sentimiento, de los que nacieron seres dotados de espíritu, y fueron llamados Zophasemin (= "contempladores del cielo"). Fueron hechos a imagen de un huevo y Mot lanzó sus fuegos, así como el Sol, la Luna, las estrellas y los grandes astros>>

(J. M. Blázquez, 2001)



En Kouklia, una ciudad al Suroeste de Chipre (cupros, cuprum = cobre) mucho antes de la llegada de los fenicios, entre los ss. XIII - X a. C. se adoraba a una Diosa de la fecundidad llamada con posterioridad Astarté Pafia, su nombre original se desconoce. Se la adoraba como un gran aerolito de forma cónica, -una constante en las religiones de Oriente Medio- y se encuentra en el Museo de esa ciudad. Los antiguos pelasgos y frigios también adoraban a una Gran Madre (Démeter, Afrodita) en forma de una piedra negra; era éste un aerolito que se pensaba caído desde la Luna.





LOS CALDEOS

En la antigua Caldea (I milenio a. C.) los sabios astrónomos componían su firmamento de treinta y seis constelaciones, veinticuatro de las cuales figuraban en el Norte y otras doce en el zodiaco, contaban cinco planetas, incluyendo en ellos al Sol y la Luna. Treinta estrellas subordinadas a estos planetas figuraban en calidad de otros tantos consejeros, la mitad de estas estrellas tenían la misión de vigilar a los hombres y la otra mitad de guardar el cielo. Según los caldeos, la relación entre los astros se mantenía por medio de estrellas mensajeras que cada diez días bajaban a la tierra (cometas) y luego de forma invisible subían a los mundos celestes.





LOS GRIEGOS

Los griegos tenían juicios muy aproximados a los de hoy, Diogenes de Apolonia (460 a. C.) se expresa en los siguientes términos: "Entre las estrellas visibles se mueven también estrellas invisibles, a las que, por consiguiente, no se ha podido dar nombre. Estas caen a menudo a la Tierra y se apagan como aquella estrella de piedra, que cayó enteramente encendida junto al ægos potamos"

Plutarco (66 d. C.) en su Vida de Lisandro dice: "Piensan algunos filósofos que las exhalaciones que cruzan la atmósfera (atmos-feros = "la que lleva el vapor") no provienen de partículas desprendidas del éter, que vienen a apagarse en el aire, después de haberse inflamado, ni tampoco nacen de la combustión del aire que se disuelve en gran cantidad en las regiones superiores, sino que son más bien, cuerpos celestes que caen, es decir, que sustrayéndose en cierto modo de la fuerza de la rotación general, se precipitan en seguida de un modo irregular, no solo a las regiones habitadas de la Tierra, sino también al gran mar, de donde resulta que no se les puede hallar"

Demócrito (ss. V y IV a. C.) aseguraba que la blancura de la Vía Láctea se debía al resplandor acumulado de muchas estrellitas.





LOS ROMANOS

Los aerolitos han sido adorados desde la antiguedad y tenían connotaciones divinas, en Capadocia existía el culto a una Gran Diosa Madre llamada  representada por un aerolito negro y que muchos creían ver mensajes en sus extrañas rugosidades. Cuando ésta llegó a Roma fue reconocida como Mâ-Bellona ( de las batallas, bélica) se le ofrecían mutilaciones corporales y aún hoy no se sabe con exactitud si representaba a la Luna o Venus. Los sacerdotes iban en procesiones de petición el 27 de marzo, conducida por los Quindecimvires y hacían el baño ritual del ídolo (lavatio), probablemente lo untaban completamente con agua o aceite.

César fue uno de los emperadores más famosos de Roma y su estatua fue transportada hasta un templo en el Capitolio. Un año más tarde después de su muerte (44 a. C.) un cometa apareció en el firmamento (43 a. C.) el pueblo lo tomó como prueba irrefutable del alma del ex-emperador que había ascendido al cielo y figuraba entre los astros.

Hacia el año 218 d. C. el Emperador romano de origen sirio Heliogabalo (caballo solar) presentó de forma exabrupta y espectacular a su Baal de Emesa; se trataba de un meteorito negruzco de forma cónica, en representación del Dios y se decía que en sus rugosidades se veían mensajes esotéricos.





Apartado: el color negro

En las viejas religiones de Europa y Medio Oriente el color negro tenía una importancia sobresaliente, porque los antiguos sacerdotes pensaban que antes de que Dios creara el mundo éste se encontraba en un sombrío caos, esta palabra luego se deformó en la moderna gas (por su aspecto desordenado) pero en sus orígenes el término caos, con su sinónimo de oscuridad, deriva directamente del nombre de un personaje bíblico: CusCaus o Cush, el primer hijo de Cam, hijo de Noé, de piel negra; esta es la intrincada correspondencia del oscuro caos y el nombre del nieto del héroe hebreo, Cush

(Los Tiempos Mitológicos, Moreau de Jonnés, Ed. Edicomunicación, 1988 [1876])







Representación del sombrío Caos. La Escalera de los Sabios, Barent Coenders Van Helpen, 1686 (2001, Ed. Índigo)






EL CIELO Y EL "OTRO MUNDO" DE LOS ANTIGUOS CELTAS

Para los venerables druidas de la Galia, Teutates (abreviación de Teu-Tuatha el "Padre del pueblo") habitaba el alto firmamento, llamaban a la Vía-Láctea Caër-Gwydion que vendría significando "Padre- Blanco". Caёr en galo podría significar lo mismo que Kerent en bretón; Gher en cimeriano; Athair en gaélico y Herr en alemán: "padre", pero principalmente "señor". Según estos sabios, el alma de los bienaventurados subía hasta la Luna, más allá era imposible la llegada; solo habitaba Dios.

Para los antiguos druidas de Irlanda el alma del recién muerto debía pasar tres estadios, la primera de estas regiones exteriores al planeta Tierra, a la inmensidad, le daban el nombre de Ceugant, esta denominación corresponde al carácter infinito de Dios, una región inalcanzable, como el En-Sof de los hebreos. La segunda región se llamaba Abred (= peregrinación) por la cual el ánima del fallecido debía viajar hasta llegar por fin, y sin mácula alguna a la tercera región, el Gwyn-fyd (= "Mundo Blanco" o "Mundo Puro", es decir la Luna) lugar al que llegaban las almas de los seres humanos de más alto grado espiritual después de su existencia terrenal. Cuando los druidas terminaban su enseñanza principal (21 años) tenían la costumbre de llamarse entre ellos naddred (= serpiente) en honor a la longevidad e inteligencia de ese animal. Según estos sabios, cuando el ser iba a renacer, su espíritu se encontraba en estado latente, sin tener conciencia de sus dones en el Annwfn (Annoufen"¿Infierno?"), el lugar más sombrío y alejado de todos, el abismo del Abred, en que el alma hace en su recorrido; allí el ser se haya envuelto en la oscuridad, esperando el momento de obtener la conciencia.









Aerolito negro resguardado en el Museo de Kouklia, Chipre. Esta piedra negra, procedente de los mundos celestiales, que cayó de forma violenta, y que pareciera verse en su superficie una estrellada noche, sin duda era una señal de Dios Enlace










Lucifer expulsado del Reino de Dios (grabado de Gustave Doré). Posiblemente Lucifer no represente más que algún hecho cósmico que conmocionó a las antiguas sociedades, hecho que a través del tiempo ha quedado representado en forma alegórica. Su "corona" pudo haber sido el sílice ya vitrificado por un meteoro que yacía en medio del cráter









Meteoro cayendo a la Tierra, mismo espectáculo lo atribuyeron en el pasado al descenso angelical. Enlace









Pintura rupestre. Posiblemente sea la representación de un eclipse, lo que demuestra que ya en esas fechas tan lejanas, el ser humano tenía inquietudes con ciertos acontecimientos astronómicos (H. Kühn, 1957)





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